LA SUAVE INICIATIVA DE DIOS
El Padre llama a mi puerta buscando un hogar para
su hijo.
El alquiler es barato, de verdad, le digo. No
quiero
alquilarlo, quiero comprarlo, dice Dios. No sé, si
querré
venderlo, pero puedes entrar y echarle un vistazo.
Sí voy a verlo,
dice Dios. Te podré dejar una o dos habitaciones.
Me gusta, dice
Dios. Voy a tomar las dos. Quizá decidas algún día
darme
más. Puedo esperar. Me gustaría dejarte más pero,
pero me
resulta algo difícil; necesito cierto espacio para
mí ¿sabes?
Sí,sí me hago cargo – dice Dios – pero aguardará.
Lo
que he visto me gusta. Bueno, quizá te pueda dejar
otra
habitación. En realidad, yo no necesito tanto.
Gracias, dice Dios. La
tomo. Me gusta lo que he visto. Oye, me gustaría
dejarte toda la
casa, pero tengo mis dudas.. Piénsalo, dice Dios.
Te aseguro que yo
no te dejaría fuera. Tu casa sería mía y mi hijo
viviría en
ella. Y tu tendrías más espacio del que has tenido
nunca. No
sé, no entiendo lo que estás diciendo... Ya la
veo, dice Dios,
pero no puedo explicártelo. Tendrás que
descubrirlo por tu cuenta.
Y esto sólo puede suceder, si le dejas a El toda
la casa. ¡Oye! Un
poco arriesgado, ¿no?. Así es, dice Dios. Pero
ponme a prueba. Me
lo pensaré. Me pondré en contacto contigo. Puedo
esperar , dice
Dios. Lo que he visto ... me gusta.
Hasta cuando quieras. No perderemos el contacto.
No, no. En realidad me
has parecido simpático. Hasta luegooooooooo.