Se pueden señalar más; la pluralidad real de
los matrimonios
implica diferentes etapas en su evolución. Hay
quien propone siete
etapas en la vida de un matrimonio: Pasión, realización,
rebelión, cooperación, reunión, explosión,
compleción.
Aquí vamos a fijarnos en cuatro etapas.
Biográficamente comprenden
el itinerario de la relación matrimonial, visto
desde una perspectiva
cronológica:
1.Constitución
Evidentemente existe una preparación remota para
vivir en
relación conyugal. Todos comenzamos siendo hijo/a
de…Tenemos una
experiencia básica de filiación. Y, al mismo
tiempo, tenemos una
vivencia de la paternidad a través del ejemplo que
vemos en nuestros
padres, en nuestros familiares cercanos, vecinos…
La experiencia de
filiación incluye normalmente la vivencia familiar
y por ello
también la visión de nuestros padres como
cónyuges. Recibimos e
internalizados algunos modelos de relación. Y
rechazamos otros
modelos o comportamientos conyugales.
Pero la constitución de la pareja se realiza en la
preparación
próxima para el matrimonio. Cuando cada joven se
plantea que quiere
hacer con su vida, cómo quiere diseñarla, con
quién quiere
compartirla. Del tiempo de la pandilla juvenil se
pasa al tiempo del
noviazgo. Es un tiempo de fascinación; un tiempo
de descubrimiento,
conocimiento, reconocimiento, vinculación
afectiva. El tiempo del
noviazgo va constituyendo la vida conyugal: se
vive la elección, la
singularización y polarización del afecto y de la
atracción
sexual. Es un tiempo de comunicación intensa y
extensa; un tiempo de
soñar y diseñar el futuro común. Formar un
proyecto de vida
dual. Se va constituyendo la vocación matrimonial.
Vivir en
relación de amor íntimo, pleno y para siempre.
Característica
de esta etapa es la pasión.
2. Realización
La etapa de realización corresponde a los primeros
años de
matrimonio. La vida laboral y profesional es muy
exigente; pide una
dedicación grande; el proyecto profesional tiene a
hacerse
absorbente. La relación de amor íntimo, sensual,
gratificante
tiene que abrir también el espacio de la tienda
conyugal a la
fecundidad, a los hijos. Estaban incluidos como
promesa en la
constitución inicial de la pareja. En los primeros
años de
matrimonio es tiempo de su realización. La
relación conyugal se
extiende a la relación de paternidad/maternidad. Y
esta nueva
experiencia es un paso importante para el
crecimiento personal y para la
solidez conyugal.
3. Maduración
Esta tercera etapa sigue suavemente a la anterior.
En la vida
profesional se llega normalmente a una mayor
estabilidad y plenitud. Se
maneja el propio oficio con relativa facilidad…
Las preocupaciones
económicas se van asentando. En el plano personal
viene el contraste
con la monotonía de la vida cotidiana. Viene la
decepción de sí
mismo y de la relación. Normalmente se expresa
así. "Esto no
es lo que yo esperaba"; "ella o el no
satisfacen mis
necesidades”. Experimento la soledad, la
incomunicación.
Por otra parte la situación se agrava con la llegada
de los hijos a
la adolescencia; lo que antes eran satisfacciones
son ahora conflictos y
tensiones...
En tercer lugar suele coincidir con la ancianidad
de los padres de
ambos y con el crecimiento de su dependencia.
Necesitan más ayuda,
más tiempo. Requieren más tiempo y más atención.
4. Refundación
[4] A medida que va terminando la vida laboral
activa y los hijos
se emancipan, el matrimonio entra en una nueva
etapa. La llamo de
refundación. Necesitan reconstituirla relación de
pareja; volver a
recuperar un nivel más fuerte de comunicación,
intimidad,
complicidad. Volver a elegirse mutuamente. Renovar
su alianza. Se trata
de volver a tener todo el tiempo para la relación.
Antes era escaso.
Ahora sobra el tiempo para estar juntos. Lo
importante es experimentar
que el estar juntos y solos no sea un martirio,
sino una dicha.
De esta manera el matrimonio es una buena noticia.
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