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Cuando se acercan las fiestas de Pascua, sin dudar decimos: ?Ma?ana es
la Pasi?n del Se?or? y, sin embargo, hace ya muchos a?os que el Se?or
sufri? su Pasi?n, una vez por todas (Heb 9, 26). Tambi?n este domingo
con raz?n decimos: ?Hoy el Se?or ha resucitado?; ahora bien, han
transcurrido ya muchos a?os desde que Cristo resucit?. ?Por qu?, pues,
nadie viene a reprocharnos este ?hoy? como una mentira?
???? ?No
es que decimos ?hoy? porque este d?a representa el retorno, en el ciclo
temporal, del d?a en que tuvo lugar el acontecimiento que conmemoramos?
Tenemos raz?n al decir ?hoy?: en efecto, hoy, por la celebraci?n del
misterio, se hace realidad el acontecimiento que hace ya a?os tuvo
lugar. Cristo fue inmolado una vez por todas y, sin embargo, hoy es
inmolado en el misterio que celebramos; no tan s?lo en cada fiesta
pascual, sino todos los d?as, para todos los pueblos. No mentimos, pues,
cuando afirmamos: ?Hoy, Cristo ha sido inmolado?. Porque, si los
sacramentos que realizamos no tuvieran una verdadera semejanza con la
realidad de la cual son signos, no ser?an, de ninguna manera,
sacramentos. Pero es precisamente esta semejanza que nos permite
designarlos con el mismo nombre de la realidad de la cual son signos.
As? el sacramento del cuerpo de Cristo es, en alguna manera, el cuerpo
de Cristo; el misterio de la sangre de Cristo que realizamos, es la
sangre de Cristo. El misterio sacramental de la fe, es la realidad que
creemos
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San Agust?n (354-430), obispo de Hipona (?frica del Norte) y doctor de la Iglesia
Carta 98, 9